En la sección Fichas CineTIC (fichas de películas/series en las que aparecen tecnologías que son tendencia) esta semana hablamos de «Odio nacional», último capítulo de la tercera temporada de Black Mirror, serie británica distribuida por Netflix y que narra relatos distópicos y futuristas.
FICHA TÉCNICA:
- Título original: Heated in the Nation
- Año: 2016
- Duración: 89 min
- País: Reino Unido
- Dirección: James Hawes
- Guión: Charlie Brooker
- Música: Martin Phipps
- Fotografía: Lukas Strebel
- Reparto: Kelly MacDonald, Faye Marsay, Tom Ashley, Lasco Atkins, Charles Babalola, Elizabeth Berrington, Michael Bott, Thomas Dominique, Ty Hurley, Mateusz Mirek, Duncan Pow, Benedict Wong.
- Producción: Netflix / House of Tomorrow. Distribuida por Netflix
- Género: Thriller. Ciencia ficción | Thriller futurista. Crimen. Internet / Informática.
Fuente: http://www.filmaffinity.com
Con hora y media de capítulo, Heated in the Nation es el de más duración de la serie. En la cinta aparecen diferentes tecnologías, a través de las cuales se rinde homenaje a la película Los Pájaros de Hitchcock (1963) y al «Gran Hermano» de Orwell (1949).
Un mundo en un futuro muy próximo, donde las abejas se han extinguido y la ciencia y la innovación han encontrado un modo para suplirlas. Pero el paso de lo natural a lo tecnológico no va según lo esperado, y el hacker Scholes pone en evidencia grandes irresponsabilidades por parte del Gobierno a la vez que pone de manifiesto las vulnerabilidades del sistema en el Proyecto Granular.
Dos detectives, que investigan la muerte de una famosa y muy odiada periodista, analizan el caso desde dos perspectivas muy distintas, una digital y la otra analógica. Mientras una de ellas ve a un marido asesino, a pesar de que la víctima ha recibido miles de amenazas de muerte en las redes, la otra ve una relación entre su muerte y las nuevas tecnologías, dejando entrever una brecha entre las concepciones de ambas investigadoras. Hasta que no aparecen más cadáveres, no queda claro lo que ha podido provocar las muertes.
Redes sociales y libertad de expresión
Las redes sociales son un eje central del capítulo, como también lo son en otros capítulos de la serie. En éste, sin embargo, se plantea cómo actuamos ante la coraza de la pantalla, ya que parece que el ciudadano puede atreverse a expresar cualquier sentimiento en la red. Y es aquí cuando, en un intento de dar lecciones de moralidad, un hacker siembra el terror con las muertes relacionadas con un hashtag, alegando que las redes facilitan eso, que miles de personas sentencien la muerte de otra persona de forma gratuita. En este punto se trata el tema de los haters, de la exposición en las redes, de dónde queda la libertad de expresión y el derecho a la intimidad.
Drones y vigilancia
En la primera escena de la cinta, aparecen las abejas polinizando las flores, y la tecnología se presenta como salvadora de la extinción de las abejas. Gracias a los avances tecnológicos, lo que podría haber sido un desastre natural acaba también siendo una oportunidad para el Gobierno de espiar a los ciudadanos. El Estado, a través de su financiación, ha decidido aprovecharse de la tecnología del proyecto de las abejas para vigilar a todo un país y, en una muestra de irresponsabilidad, ha omitido la posibilidad de que el sistema fuera manipulado. El Estado acaba llevando a cabo un enorme Gran Hermano, con un país repleto de cámaras de vigilancia, usando una vez más la seguridad como excusa.
El capítulo nos muestra que a veces lo importante no son los avances tecnológicos, sino quién los maneja y dirige, y que cualquier tecnología corre el riesgo de caer en las manos equivocadas. Las abejas son hackeadas y siembran el caos, en escenas que trasladan a la película «Los Pájaros». Como en la película de Hitchcock, las abejas no paran hasta conseguir un objetivo, pero la diferencia es que en Odio Nacional, éstas responden a un sistema de programación racional manipulado por un humano.
Y aunque parezca ciencia ficción, la realidad es que ya se han creado abejas robóticas para polinizar flores, como la que presentó en 2016 la Universidad Politécnica de Varsovia, la B-Droid, aunque además de esta, se han desarrollado otros prototipos como RoboBee.
Hackeo y algoritmos
Mientras Scholes consigue controlar todos los enjambres, ni el responsable del proyecto ni la Agencia Nacional del Crimen son capaces de pararlo. Es tal la incapacidad de controlar la situación que hasta en un intento desesperado ante el hackeo de las abejas, el Ministro de Hacienda, próximo blanco de los drones según los algoritmos, sugiere el cierre total de la Red.
El Juego de las consecuencias que idea Scholes resulta ser un plan macabro que ha programado con la intención de impartir «justicia» y acaba en tragedia. El espectador tal vez culpará al Estado por omitir la posibilidad de que las abejas fueran hackeadas y se dirigieran en algún momento en contra de la propia sociedad.
Relacionado con perspectiva de género encontramos:
Destaca la forma en que el episodio expone la cultura del machismo y el odio hacia las mujeres a través de la trama, mostrando el poder de las redes sociales para propagar discursos de violencia y acoso. Se pone de manifiesto cómo los comentarios y comportamientos misóginos se normalizan y perpetúan en línea, creando un impacto devastador en las personas afectadas.
Además, el episodio resalta la lucha de las mujeres por conseguir justicia y hacer frente a esta violencia. El personaje de la periodista o de la detective que investiga el caso representa la determinación y valentía de las mujeres que luchan por exponer la discriminación y la violencia machista. Así como aquellas que tienen un perfil STEM como experta en informática.
Algunas reflexiones:
- ¿De qué somos capaces cuando pensamos que no habrá consecuencias?
- ¿Deben, nuestros datos personales, ser considerados como derechos fundamentales?
- ¿Hasta qué punto somos nosotros mismos los responsables del uso que hacen las empresas tecnológicas de nuestros datos al compartir información y tener perfiles en las redes sociales, al aceptar su política de protección de datos, que casi nunca leemos?
- ¿Somos conscientes de toda la información privada que hemos depositado en Internet? ¿Tenemos el derecho o capacidad de saber toda la información que manejan sobre nosotros diferentes organismos y empresas?
- ¿Hasta cuándo se va a seguir utilizando el fantasma de la inseguridad para aumentar la vigilancia sobre los ciudadanos?
- ¿Podrán la ciencia y la innovación suplir las funciones de nuestro ecosistema?
- ¿Qué impulsos dirigen nuestro comportamiento frente a la pantalla?
- ¿Estamos subestimando las nuevas tecnologías?
- ¿Dónde queda la libertad de expresión? ¿Cómo la concebimos?
- ¿Llegará un momento en el que ya no nos creamos ni siquiera aquello que veamos?
- ¿Somos conscientes de que tenemos una identidad digital?