Título: Dejad que las máquinas vengan a mi. Una antropología del futuro
Editorial: Enclave de libros
Colección: Stalkers
Año de publicación: 2019
Género: Ensayo
Páginas: 333
Sobre el autor: Luis Montero
Luis Montero nació en el 65. Estudió filosofía en la UNED y publicidad en la Complutense. Ha sido guía turístico, creativo publicitario y consultor estratégico. Ha vivido en Madrid, Nueva York, Londres, Frankfurt, Marrakech, Benarés y ahora vive en Palma. Ha escrito las novelas de ciencia ficción Antrópodos, Feliz Año Nuevo y Clon. Y los ensayos de ontotecnologia Mundo-Hecho y Dejad que las máquinas vengan a mí. Últimamente pasea y monta en bicicleta.
Resumen:
Descripción de la editorial Enclave de Libros
Análisis:
En un futuro donde los robots y las máquinas formarán parte de nuestra realidad como nuevas entidades, el autor plantea si estas entidades habrán adquirido atributos pertenecientes a los humanos y analiza qué quedará en el humano que lo diferencie de una máquina. Por eso plantea el Principio de Humanidad Suficiente (PHS), a través del cual argumenta que el único patrimonio excluyente del humano son sus sentimientos y las creencias que se fundamentan en ellos.
Las películas de ciencia ficción son referenciadas en el libro como experimentos mentales para poder argumentar como robots, inteligencias artificiales, cyborgs y simbiontes se sientan y sean sentidos como humanos y conformen una nueva humanidad.
Un ejemplo es Ghost in the Shell. Esta película está protagonizada por una cyborg. Trata el tema de la medicina de precisión. El filósofo defiende que ser cyborg tarde o después será una norma. La mayoría de personas antes o después llevarán alguna prótesis más o menos sofisticada. ¿En qué momento dejará de reconocerse como humano para pasar a ser artificial? ¿Cómo afectará a la identidad la reparación del cuerpo humano y la sustitución por piezas sintéticas?
Aunque en algún momento el libro podría parecer filosofía-ficción, el planteamiento es oportuno porque algunos de los robots y otras entidades que aparecen en las películas de ciencia ficción van apareciendo también en el mundo real actual.
Las inteligencias artificiales “vestidas” en asistentes virtuales como Siri, Cortana, Alexa o Ok Google ya conviven en las casas. Quizás no son tan sofisticadas como Samantha de Her y aún se encuentren en una fase prehistórica. Aún así el autor se plantea si sería posible considerarlas humanas o si dijeran esas inteligencias artificiales que se sienten humanas o si pudieran tener consciencia de sus yoes, de ellas mismas.
Todas estas reflexiones se fundamentan en un repaso exhaustivo de las tesis de diferentes filósofos y sociólogos a lo largo de los tiempos.
Quizás los robots no quieren categorizarse como humanos, como los replicantes de Blade Runner. “Quizás ni robots ni ETS tengan el más mínimo interés en ser humanos. Ni las corporaciones. La simple sospecha de que máquinas e IAS puedan despreciar su supuesta y posible humanización es síntoma claro de la rapidísima decadencia de la categoría “humano””(Montero, 2019:55).
En el transcurso del libro Montero afirma que los humanos lo van a robotizar todo. Así la relación con las máquinas es inevitable. Y la relación con los nuevos significados que abren estas otras entidades que los humanos están creando y desarrollando se está forjando.
Aunque el filósofo está planteando reflexiones filosóficas profundas en la relación entre humanos y máquinas y su coexistencia en un mismo mundo no queda claro en qué momento llegará, si llega, ese futuro distópico que se plantea casi siempre en las películas de ciencia ficción, porque como matiza Montero: “Esta simplicidad gramatical de la máquina, soportada por su inmensa capacidad de proceso, hace que la máquina no pueda operar en entornos que no han sido formalizados previamente. Para que existieran las cadenas de montaje automatizada operadas por máquinas antes hubo que crear la línea de montaje automatizada operada por hombres. ¿Sería la máquina capaz de operar en un entorno absolutamente nuevo? La máquina, de momento, no soporta el desconcierto. No es capaz de leerlo. Lo que, por otra parte, nos lleva a que si para el humano ver es referenciar, para la máquina hay que referenciar para que vea” (Montero, 2019:118).
Al contrario de lo que parecía, al haber más entidades y relaciones entre ellas (cyborgs, robots, IAS, clons,…) se necesitaba de más significados. Sin embargo, Montero resume su tesis del siguiente modo: “El mundo que hoy habita el humano está diseñado para ser procesado por máquinas, robots y IAS y ya no requiere, no exige de la riqueza conceptual de un mundo que era ajeno a lo humano. Es un mundo más pobre en el que las necesidades de auto-referencia del humano han perdido complejidad. Y esa pérdida de complejidad supone una reducción de las comunidades de significados.(…) Y, por otra parte, ese mundo está descrito en lenguajes-máquinas, que no son comprendidos ni compartidos por el humano. El lenguaje, que era contenido fundamental del PHS, ha perdido poder para la descripción y comprensión del mundo y de sí mismo en el mundo, de su estar-en-el-mundo, del humano” (Montero, 2019:136). Añade, páginas más tarde, que las máquinas sólo pueden operar en mundos que han sido formalizados.
Y cuando el filósofo ha situado al lector en el crudo presente lo devuelve al desbordante futuro otra vez, introduciendo los clones, los cyborgs y la colonización espacial, creándose dudas existenciales sobre las identidades múltiples, las maldades de los robots y el mal uso del conocimiento humano volcado en las redes sociales, ilustrándolo con los experimentos mentales a través de Ex-Machina y Trascendence, entre otras películas de ciencia ficción.
La visión desde una perspectiva de género no pasa desapercibida. Las inteligencias artificiales se enseñan como hombres y las robots como mujeres exuberantes. Los vientres cyborg los presenta como la antesala aún orgánica de la ectogénesis. En este contexto el autor defiende que el feminismo abre una tercera mirada tan necesaria.
Al final uno se queda con la duda de si todo se puede digitalizar o no, si la digitalización reduce la diversidad, en su necesidad de formalizar el mundo y sus relaciones, dónde queda la libertad de todo este proceso y qué papel juega la ética en la inteligencia artificial; una ética que el filósofo no dispone para las máquinas sino para sus creadores.
Reflexiones y debate abierto:
- ¿Supone la relación entre máquinas y humanos una nueva mirada al mundo?
- ¿Cambia la relación entre máquinas y humanos la percepción del mundo?
- ¿Hasta qué punto pueden sustituir las máquinas acciones antes sólo llevadas a cabo por humanos o animales? ¿Es conveniente? ¿Para quién? ¿Si no hay forma de evitarlo, si tuviera que ser así, cómo lidiar con esa nueva realidad, o aprovecharlo?
- ¿Cómo se pueden posicionar los humanos frente a la “superioridad” de las máquinas, más eficientes, más rápidas, más fuertes?
- ¿Cómo pueden mejorar las máquinas las vidas de los humanos?
- ¿Las máquinas repiten estereotipos?¿Introducir la ética en el diseño de las inteligencias artificiales es la solución?
- ¿Qué papel tienen que jugar las mujeres en el diseño de las máquinas?
- ¿La ausencia de más mujeres en el diseño de las máquinas perpetúa los estereotipos sexistas? ¿Cómo incentivar los estudios STEAM en las mujeres?