Hoy entrevistamos a Luis Montero, autor, consultor de estrategia y formador. Como autor ha publicado el tratado de ontotecnología Dejad que las máquinas vengan a mí, ( del cual tenemos ficha en Libros TIC) además de las novelas de ciencia ficción Artrópodos, Feliz año nuevo y Clon. Como buen filósofo que es, con el compartimos unas reflexiones que estamos seguros que no dejarán indiferente a nadie pero que conseguirán que pensemos sobre el papel de la tecnología en la sociedad entre otras cosas. Hemos intentado sintetizar la entrevista con lo que nos ha llamado más la atención porque la charla que mantuvimos dio para mucho. Y por eso precisamente, la hemos dividido en 2 publicaciones para facilitar su lectura.
1. Ha vivido en Madrid, Nueva York, Londres, Frankfurt, Marrakech, Benarés y ahora en Palma. ¿Se considera un nómada digital?
La trayectoria empezó muy de chico porque en realidad a mí me mandaron al cole en EEUU, entonces no había ni «lo digital». Como anécdota, todavía había cartas de esas que escribías a mano, y a mí eso me parecía un horror, y para no escribir les dije a mis padres que había huelga indefinida de correos y estuve allí 3 años sin mandar una carta. La vida pre-digital, el nómada pre-digital era más cómodo.
2. Le han definido como escritor de “filosofía-ficción”, y en su libro relaciona la ciencia ficción con experimentos mentales ¿qué papel cree que juega la ciencia ficción en la divulgación científica y tecnológica?
En la tecnológica mucho. En la científica, supongo que la denominada «hard science fiction» ( en la que los presupuestos de la narración tenían que cumplir con postulados científicos exactos ) sí que servía para la divulgación. Pero ahora como ya son todo más hipótesis sin tantas tesis científicas, los robots, las IAs..son como prospecciones de futuro, cómo pensamos que pueden llegar a ser las cosas…De hecho, estamos muy lejos que haya una inteligencia general universal artificial entendida como la nuestra: es decir, una inteligencia que independientemente del entorno en el que esté, sea capaz de comprenderlo, situarse y manejarse en el entorno, aunque luego se muera inmediatamente. Yo creo que la inteligencia de ahora difunde lo que en algún momento puede llegar a ser la tecnología, con más o menos contenido ideológico que la tecnología per se, y desde luego está muy alejada de la ciencia. Pero es mi opinión, seguro que habrá lectores que pensarán que la ciencia ficción dura tiene vigencia, yo no la veo. De hecho, ya la ciencia ficción está empezando a abandonar el nombre, ahora se habla de «ficción especulativa». Ya no se distingue entre fantasía/ciencia ficción y hay autores como Melville que escriben una mezcla entre hadas y tecnología. A mí personalmente nunca me gustó la fantasía.
3. En su libro explica el Principio de Humanidad Suficiente (PHS) para diferenciar los humanos de los robots, relacionado con conceptos ligados al Yo, la identidad, la consciencia, la vida, la muerte,… Introduce nuevas entidades como cíborgs (que también pueden ser animales o híbridos), androides, robots, clones ¿Qué diferencias hay entre ellos y cuáles son humanos?
El PHS sale cuando estaba preparando unas charlas con otro filósofo yo tengo como una iluminación. «Humano va a ser en cada momento lo que decidamos que es humano», lo que pasa es que hasta ahora lo humano era una especie de continuo, no variaba tanto su definición, claro que ahora entendemos humano pues como nosotros, que tenemos un código genético intacto, heredado de nuestros progenitores. Sin embargo en 20-25 años los humanos tendrán los códigos genéticos alterados y seguiremos calificándolos de humanos, y les incorporamos por ejemplo riñones artificiales,implantes cocleares artificiales..para hacerlos más longevos, más resistentes a la contaminación,etc…entonces ya de facto serán cíborgs,pero esos cíborgs seguirán siendo humanos. No hay una tesis absoluta que defina lo que es humano y deja de ser humano, humano será lo que decidamos en cada momento. En esa transición entre el humano entendido como nosotros ahora, que si nuestros tatarabuelos nos vieran ahora hablando por las pantallas, con mascarillas dirían ¡eso no es humano!, sin embargo nos parece normal, la mascarilla, por ejemplo, es una prótesis (muy banal y muy sencilla, pero es una prótesis), y ya hemos aceptado ser «cíborg» porque esta prótesis nos convierte en cíborgs, no necesitamos ser Moloko de Ghost in the Shell. Las gafas de visión, los cascos..las orejas se han convertido en dock station, es todo periférico, de momento es desmontable, de poner y quitar, pero llegará un momento que no sea tan de poner y quitar. Lo humano será la sucesión de actualizaciones de lo que decidimos que es humano en cada momento, cada vez más mediado o construido a través de la tecnología. Por eso, los clones, los cíborgs, e incluso algunos robots serán humanos. Incluso empezamos a tener ahora la denominada «interintimidad», construida a través de las redes sociales que siempre era una cosa que era mía, que mantenía oculta de la mirada de los otros, ahora lo compartimos con una soltura que ahora construimos como una especie de intimidad común y global. Tenemos acceso a intimidades de qué come cada día la gente…y altera la tuya, la de los otros, es como intersubjetividad en la expresión de la intimidad que era justo lo que reservabas para ti, lo que nos construye como humanos es variable.
4. En el libro se refleja que una característica de la humanidad es matar. Es más, la mayoría de robots de las películas de ciencia ficción quieren exterminar la especie humana, rompiendo así la regla básica de Asimov “un robot no puede hacer daño al ser humano” ¿Tiene que ver con que la mayoría de películas de ciencia ficción que tratan la tecnología sean violentas?
Violentas y masculinas. De momento es un territorio extremadamente masculino, creo que tiene mucho que ver con una idea de lo masculino o de esa palabra horrorosa que es la hombría, la masculinidad herida, que odio. Eso hace que tenga un sesgo masculino y también un componente político en términos de chantaje, es decir, yo te muestro la muerte porque es lo que más miedo te da para que aceptes mejor la tecnología y pienses «no estamos tan mal como la distopía». Estoy en contra de las distopías, si te fijas en la mayoría de cintas de ciencia ficción la mayoría de las que matan robots son mujeres, excepto Terminator (bueno Terminator es una entidad que es Skynet…), pero si miras Ex Machina, Inteligencia Artificial,..es como una especie de complejo de Electra al revés, ya no es la hija la que mata al Padre, sino que este robot es el que mata al padre. Es una especie de, vuelvo a la tesis de género del discurso del varón destronado: estamos creando a mujeres que son intelectualmente tanto más capaces que nosotros y lo primero que van a hacer estas mujeres-entes es matarnos, discurso machista por todos lados de masculinidad herida. La mayoría de directores y autores son hombres, y seguramente se puede mirar también las estadísticas si las audiencias son predominantemente masculinas. Si hubiera más directoras que hicieran películas de ciencia ficción, habría modelos de representación de la tecnología diferente y en ese sentido, como escribir un libro es más barato que hacer una película, sí hay más literatura de ciencia ficción escrita por mujeres: no son tan ricas pero no son tan testosterónicas, ni tan mortales. Por ejemplo Octavia Butler, Mariana Enríquez… escriben obras en las que los hombres no ocupan roles de poder dominante, y sobre todo, no acaban en mujeres matando a hombres porque son más listas que los hombres y es la única solución que tienen los hombres para acabar con su amenaza y las puedan seguir dominando. De hecho, esta visión masculina falocéntrica de la ciencia ficción empieza ya en «Metrópolis», o sea que llevamos 125 años diciendo la misma gilipollez los tíos y el mundo, es hora ya de cambiar. Un ejemplo de película que es distinta y no distópica es «Safety not guaranteed» una historia de amor, con una máquina del tiempo, y también me llamó la atención «Wonder Woman».
5. En su libro plantea si los humanos aceptaríamos que una Inteligencia Artificial como Siri, Ok Google, Cortana o cualquier otra, se declarara humana. Sean humanas o no, si son capaces de tomar decisiones por nosotros o al menos influir en nuestras decisiones y comportamientos, usted que además de filósofo es publicitario, ¿se ha planteado si se tendrían que diseñar anuncios los públicos objetivos de los cuales fueran las inteligencias artificiales? ¿Las IA podrían ser un nuevo target? ¿Cuáles serían sus necesidades?
No se me había ocurrido pero sí, las máquinas ya son targets de la publicidad, es decir, mi iPhone en realidad es el target mediador entre yo y la oferta, cuando me están haciendo la oferta no me la están haciendo a mí, la están haciendo a ese mediador que hace de intérprete entre yo y la máquina general publicitaria. En realidad al sistema yo como sujeto le doy igual, lo que le importa al sistema de mí es que yo complete esta tarea de compra que hace que el sistema viva y se retroalimente. Otra cosa es que llegue un momento en que los móviles sean entidades autónomas sin la mediación de un humano y que además puedan tomar sus propias decisiones de compra. En la Bolsa entre el 60 y el 90 % de las decisiones las toman IAs, muchas de esas transacciones seguramente están producidas por estímulos de información que reciben las máquinas para que se tome la decisión de compra en determinado momento. Esos estímulos que percibe la máquina es una forma de publicidad. Publicidad no en formato anuncio, cuña publicitaria o un eslogan en una valla, seguramente serán datos en forma de número que cuantifican en la plusvalía que genera en estas acciones que son estímulos para que la máquina ejecute una decisión de compra. Bueno, si eso es una decisión es también discutible, porque allí no hay agencia, allí no hay nadie que decida porque allí la máquina simplemente ejecuta. Sí, estoy seguro que en el futuro habrá abiertamente anuncios en la tele para inteligencia artificial.
6. Usted plantea que la mayoría de los humanos ya somos cyborgs, porque llevamos implantes varios que nos facilitan seguir con nuestras capacidades normales. ¿Prevé si en algún momento los humanos tendremos que aumentar nuestras capacidades físicas y mentales, para competir con las máquinas en el mercado laboral? ¿Cómo afectaría a las identidades?
Sí, lo que pasa es que no sé si en el mercado, yo creo que lo mejor es por el trabajo, tampoco me parece mal lo que nos quiten el trabajo, pero no el sueldo ( es la broma de que «el mejor trabajo del mundo es el paro, la putada es que está mal pagado»). Hay determinadas capacidades que tenemos pero estamos físicamente limitados, por ejemplo, no podemos alcanzar velocidades de proceso de datos tan altas como puede un ordenador, y ya no me refiero a un superordenador, sino un ordenador de mesa, o por ejemplo un móvil cualquiera más barato de gama barata, que tiene más capacidad de proceso que todas las misiones Apolo que llevaron los cohetes a la luna. Las máquinas nos superan en el cálculo combinatorio porque no tenemos capacidad y tomamos la decisión sin saber exactamente porqué, pero las máquinas no, ellas ejecutan todos los saltos combinatorios y después deciden cuál es mejor y peor. Seguramente también tiene que ver porque nosotros tenemos semántica y por eso necesitamos que las palabras signifiquen algo, mientras que para las máquinas las cosas no significan nada. Seguramente hay cosas que sí, que nosotros vamos a tener que tocar de nuestro código genético, pero no creo que para competir con las máquinas, sino simplemente para poder seguir estando, por ejemplo para poder vivir en entornos altamente contaminados, si no, vamos a desaparecer nosotros, seguramente. Lo detonante será la salud, no el trabajo. Yo no creo mucho en el tecnodeterminismo, pero es que al final parece ser que en esta carrera todo apunta que lo que éramos empieza a quedar desfasado, por lo menos eso es lo que intenta contarnos el aparato ideológico de la tecnología. Frente a esto está la respuesta que todo el mundo acababa en Hannah Arendt cuando decía que en cada nacimiento hay la oportunidad de un mundo nuevo, eso no prescrito o predefinido del nacimiento, esa pluralidad de lo nacible no predefinido hacía que cada generación tuviera (luego lo ejecutara o no es otra cosa) pero tuviera la posibilidad de renovar el mundo. Un mundo en el que todos nacemos con el código predefinido: todos vamos a ser más o menos iguales de inteligencia, de altura, de rápidos… lo que valore el mercado, que resulta un problema porque es una decisión que no está en términos de qué es mejor para la especie, sino mejor para el mercado, eso limita las posibilidades de renovación del mundo en términos de lo que expresaba Hannah Arendth, nos hace dueños de nuestro destino pero también nos limita nuestro destino porque hace que el destino coincida con lo que hay, con el presente, con lo que predefinimos.
7. En su libro también expone la “robofactura” como la robotización del todo. ¿Acabará con la economía sumergida? ¿La robofactura será más barata que la manufactura en todo el mundo, sino cómo se impondrá?
Acabo de leer la noticia «Walmart quita los robots de sus tiendas porque las diferencias con sus empleados son «mínimas»». El tema es que han rebajado tanto el sueldo a los humanos que la competencia ya no es el robot, sino el umbral del sueldo bajo, el problema es que cada vez cobrarás menos por tu trabajo. Porque un robot no tiene inteligencia general universal. Los robots necesitan que el mundo esté altamente formalizado, simplificado. Por ejemplo, una Roomba no funcionaría en la playa porque no entra en su esquema ontológico; o para recoger determinadas hortalizas… las recoge un humano porque el humano es capaz de adaptarse a un mundo no formalizado. Y en lo que se refiere al mercado laboral, cuando los robots entran en las plantas de producción en serie entran cuando ya las plantas de producción en serie ha sido robotizadas. Lo peor de los robots es la simplificación del mundo, no el robot en sí, que puede ser hasta gracioso. Todo lo que hace un robot, la tarea, el trabajo, ha tenido que ser extremadamente simplificado para poder ser formalizado para que pase a ser operado por un robot. Y te pongo un ejemplo muy radical, obedecemos a un mecanismo robótico infernal cuando cruzamos las calles en función de una lucecita, eso es el principio de robotización del mundo, aunque no haya todavía coches autodirigidos (que los habrá), hace ya mucho empezamos a tratarnos a nosotros mismos como robots. Si hace cinco generaciones le dices a alguien oye, ¿te imaginas que la gente para cruzar la calle hace lo que diga una lucecita? hubiera dicho, ¡estás loco! y sin embargo ahora si nuestros hijos no lo hacen les regañamos, es decir, regañamos a nuestros hijos por no comportarse como robots, por no asumir decisiones tomadas por robots, que no sé cómo será en Palma pero en cualquier gran ciudad del mundo todas esas lucecitas verdes y rojas cuándo cambian de color ya no lo gestionan humanos para que el patio de coches fluya más o menos ordenando el tráfico…
8.¿Se puede digitalizar todo? ¿La digitalización fomenta la igualdad y amenaza la diversidad?
La palabra sería homogeneidad, hace que todo sea lo mismo, y no igualdad, que tiene ese componente político, la digitalización nos convierte a todos en iguales, aunque no quiere decir que seamos todos iguales en lo político. Sí, se podrá digitalizar todo, de hecho ya está casi todo digitalizado. Por ejemplo, la producción de tomates está ya digitalizada y robotizada, ya no necesitamos ni tierra para enraizarse. La industria no va a volver al método ancestral de la tomatera que esperamos 3 meses a que salga un tomate y lo recogemos, sino que la tomatera va a transformar el código genético del tomate para que sepa cómo sabían los tomates antiguos, para que responda a nuestras pupilas gustativas, a nuestro aparato cognitivo. El mundo ya está digitalizado y cada vez lo va a ser más, y es muy complicado frenar eso porque somos muchos a los que dar de comer y ese método de producción de tomates es mucho más eficiente que el tradicional.
9. Parece que no está muy de acuerdo con el concepto “inteligencia artificial” porque la inteligencia es parte de la vida y de la complejidad y propone el concepto “instinto artificial” más relacionado con la lógica.
Es que yo creo que lo que llamamos inteligencia artificial no es inteligencia. Por ejemplo, decidme algo inteligente. No podéis, y no porque no seáis capaces, sino porque la inteligencia es un atributo que se declara ex-post, y primero tienes que haber hecho algo y luego lo defines como inteligente tú no puedes predefinir que algo sea inteligente, porque entonces deja de ser inteligente porque entonces es predecible. La IA la hemos llamado así porque tiene un aparato ideológico de marketing salvaje, pero no hay inteligencia en realidad es, y esto no es invento mío, en realidad es la instauración de una burocracia infinita a la que no tenemos nunca alcance porque no la entendemos, pero no por inteligente, sino porque tiene una velocidad de toma de decisiones que no la podemos nunca llegar a asimilar. Entonces lo interesante no sería seguir trabajando (pero esto no va a pasar) en IA, porque nunca vamos a ver lo que es inteligente porque en el momento en que tú hayas definido algo como inteligente deja de serlo. Hay una especie de antinomia, una contradicción de partida, si yo te digo dos veces la misma respuesta inteligente la segunda ya no es inteligente porque ya es predecible. Sin embargo sería más interesante trabajar algo así como el instinto artificial, de hecho, mucho de nuestro aparato instintivo ya es artificial (por ejemplo,siempre giramos el pomo de una puerta hacia la derecha…). Hay hábitos en que podríamos intentar potenciar nuestras capacidades sin tener que meternos en el charco de trabajar IAs, o de intentar construirlos mediante mejoras genéticas, simplemente aprendiendo de la propia tecnología y su impacto en nosotros. La inteligencia artificial y todas las lógicas de programación responden a un modelo de lógica muy concreto super básico que es la lógica booleana, es casi la más sencilla, que permite hacer operaciones muy sencillas y por eso es de las que más se usan porque, como es muy sencilla es más difícil que falle, por resumir. Hay tipos de lógica más complicadas que permiten operaciones más complicadas con partículas más complicadas con cuantificadores del tipo «de todos estos elementos de este conjunto hay uno que», eso la boolena no lo permite. O por ejemplo, existenciales «siempre hay un x que q»…Esas son lógicas formales que son más complicadas. Y luego encima de esas lógicas formales están las lógicas modales, que son todavía más complicadas. Y por encima de esas otras todavía más complicadas, las lógicas paraconsistentes, se llaman así porque justamente renuncian al atributo básico de lógica que es que los enunciados sean consistentes, por ejemplo: todos los humanos se mueren, Sócrates es humano, luego, Sócrates se va a morir. Pero sin embargo hay otros enunciados que tienen la misma forma que, aunque mantengan la consistencia no son aceptados, por ejemplo: los pájaros vuelan, un murciélago vuela, luego un murciélago es un pájaro, y no. Las lógicas paraconsistentes son capaces de admitir esa contradicción y entonces van a empezar a funcionar en términos no tanto de inteligencia como de instinto, entendiendo la inteligencia como que no son procesos discursivos que nosotros podemos entender paso a paso porque podemos validar cada uno de los pasos y la inteligencia se puede decir de forma inversa, mientras que el instinto no se puede hacer inverso, yo no sé porqué estoy tomando esta decisión, mientras que podría saber por qué estoy diciendo esto. Entonces la parte instintiva de la lógica potenciaría que no trabajáramos tanto las IAs sino eso que yo he llamado instinto artificial, pero que ahora que lo hablamos no sé si sería bueno, porque de pronto las máquinas ya serían absolutamente inasequibles al ser humano.
10. Y relacionado con esto ¿también habla que la ética se tiene que plantear a los humanos que crean las máquinas más que a las máquinas?
Normalmente se habla de ética para las máquinas, como si las máquinas fueran una entidad al margen del universo como los ángeles o los extraterrestres. No, las máquinas son una extensión de lo que somos, igual que nosostros somos una extensión de lo que hay, es una relación bidireccional entre nosotros y el mundo. Las máquinas son más parte del mundo de momento que de nosotros, pero hay la misma relación de codependencia entre unos y otros, las decisiones de las máquinas o de los algoritmos no son diferentes de los sesgos del Consejo de Ministros, o del consejo de cualquier compañía. Entonces hay que entender a las máquinas como una parte más del mundo, no como aparte, y por eso la ética debería trabajar con las máquinas como algo integrado en el mundo. Hay un especialista en ética y tecnología de la información que afirma que a las máquinas, robots, IAs se les debería aplicar lo que en Roma se llamaba el derecho de los esclavos, que no tenían estatus ni eran sujetos políticos, su existencia dependía de sus amos a los que tenían que obedecer y estaban sometidos. Pero yo no lo tengo tan claro, y no porque las máquinas dejen de ser esclavos, eso no lo sé, aunque no sufren. Pero es que no sé si son una entidad tan al margen de nosotros como que la podemos llamar inferior. Es como por ejemplo, imagínate que hiciéramos un código de tráfico ético para los coches y no para los conductores. No, todos estamos metidos en el mismo sistema y el sistema nos incluye a todos.
11. Y en este ejemplo ¿quién verifica si la solución es ética?
Esto es como todo, quien verifica si un contrato laboral en una empresa es ético. Primero hay una diferencia entre ética y legal de lo que marca el código legal, lo que es lícito y lo que es moral. Seguramente las relaciones laborales son todas bastante amorales en términos de construcción de dependencias y chantajes, pero sin embargo son legales porque el sistema está montado así y tenemos que ganarnos el pan. Entonces ¿quién lo decide? Bueno, primero lo podía decidir un doctor o doctora en ética que hiciera un tratado que decidiera que dentro de ese proyecto ético, porque no hay un proyecto ético que lo defina todo, hay diferentes corrientes, lo que está bien para unos no está bien para otros o está menos bien para un tercero. Entonces dentro de una corriente se puede llegar a decir el veganismo es bueno, es malo o es un desastre, según como seas. Dentro de una corriente siempre habrá autores y autoras que escriban ética que definan si algo es bueno o es malo. Pero luego habrá otra cosa que los sajones llaman el common sense ethics que es más interesante que es la ética del sentido común, la que usamos las personas en nuestro día a día sin grandes aparatos teóricos por encima y porque además esa ética generalmente tiene más impacto en nuestras vidas. Esa ética depende de gestos tan banales como decir buen día por la mañana, sonreír, intentar ser amable e intentar tener un entorno más o menos agradable alrededor, más o menos cuestionar. Lo que antes se llamaba los mores, que son las costumbres con las que nos dirigíamos a la plaza pública antes de que las plazas públicas fueran solo terrazas de bares, donde habitábamos y compartíamos, ese código no escrito de respeto eran los mores. Al final será la sociedad, es decir, la construcción de los mores , que nosotros seguiremos necesitando pautas. Aunque es verdad que las máquinas también accederán mucho a los mores, ya que ellas hacen que tengamos comportamientos anti morales en ese sentido, porque las máquinas y los procesos de producción nos obligan a ejecutar continuamente, y entonces no tenemos tiempo para charlar, para conocernos o para respetarnos. Ahora por ejemplo en la cola del supermercado, con el COVID más, porque todo tiene un proceso, ahora todos somos amenazas del otro, no hay tiempo de saludarse. Lo que podría ser un proceso extremadamente humano y lo vemos como una amenaza, hay que estar a 2 metros. Esto del COVID cambia los mores. Ahora todos vamos con mascarilla, cuando hace 5 años a todo el mundo le horripilaba el burka, y ahora todos llevamos «burka», el COVID lo va a cambiar todo, yo no sé cómo va ser el final, y aunque tiendo a ser pesimista, yo creo que lo va a cambiar para bien. El COVID nos va a dar un meneo porque nos hace replantearnos mucho lo que somos, los espacios públicos, las formas de trabajo… y además creo que también lo va a cambiar todo mucho en dos sentidos: manifiesta que el proceso de digitalización del mundo es un desastre. No es lo mismo una charla por vía telemática que en un bar, y si das una clase, ni te cuento. Una clase telemática es un sinsentido por mucho que nos quieran contar que la telemática va a cambiar la educación, no, no va a cambiar la educación, tú tienes que ver la cara a la gente y sentir a la gente, y aquí la transferencia afectiva es muy pequeña. Demuestra que esa digitalización y formalización del mundo en la que estamos embaucados tiene límites y el COVID está evidenciando esos límites. Y luego por otro lado evidencia que eso que ya habíamos asumido vía 25 de neoliberalismo de que la corporación iba a sustituir a la nación-estado es mentira. Las corporaciones han desaparecido durante el COVID, ha desaparecido el diseño e incluso la tecnología, salvo para los de las comunicaciones, porque como era la única ventana que teníamos el mundo, pues hacíamos teleconferencias. Pero esa única ventana ha sido la señal de que esta herramienta de videoconferencia en realidad no es lo mismo que charlar en la calle o en un bar. Lo que pasa es que también necesitamos tiempo para digerir el COVID.
12. Pues así, ¿no se puede digitalizar todo, o se puede pero no es eficiente?
En términos de producción todo se puede digitalizar, el problema está en que el proceso de digitalización nos subyuga a nosotros también, nos hace que aceptemos esa digitalización como lo real, como lo único posible, y el COVID lo que evidencia es que no es lo único posible, que seguramente hay otros mundos posibles que antes estaban ( bueno, antes ni siquiera existían porque no se habían dado, porque el único que había era el de la eficiencia en la producción del trabajo ). El COVID ha evidenciado que esa producción en masa tiene problemas enormes, de hecho el COVID es una manifestación de la deforestación, del gran consumo de carne masivo etc…hemos ido eliminando barreras que nos servían de protección frente a los virus, el virus tenía dar muchos saltos hasta llegar a nosotros, pero ahora el salto es casi inmediato porque nos hemos cepillado ese resto del mundo en ese proceso de digitalización, de simplificación del mundo. Y una de las cosas que manifiesta el COVID es que a lo mejor hay otros mundos posibles, lo hemos vislumbrado pero no sabemos muy bien cómo hacerlo real. Porque ahora necesitaríamos redefinir el trabajo, lo que ganamos, como vivimos y yo no sé si la gente está tan dispuesta a repensárselo o va a seguir de cabeza al desastre. En ese proceso de digitalización del todo en realidad la digitalización va contra la vida, y la vida es extremadamente analógica, igual que la inteligencia, porque es muy diacrónica, depende de multiplicidad de factores, en realidad es un equilibrio homeostático. Al reducir todos esas variables la vida te sobra, y por eso en las granjas industriales esos pollos no se puede decir que estén vivos, sino que son la cantidad de muerte suficiente para que la proteína me llegue digerible al mercado, igual que pasa con las vacas, los cerdos…Si lo llevamos a nuestras vidas y lo pensamos en términos de nuestros tatarabuelos o nuestros bisabuelos si viesen nuestros modos de vida dirían «eso no es vida parecéis más máquinas que humanos». Es decir, nos estamos alejando de la vida o de lo que podría ser la vida en términos analógicos, porque la vida la vida es una negación de la digitalización, y lo que pone de manifiesto el COVID es que no, que la vida sigue siendo muy importante, la vida como concepto. Eso que se llamó el vitalismo a partir de Nietzsche, nosotros estamos aquí porque somos vida y volviendo al hilo con la pregunta del instinto artificial, hay una frase de Nietzsche demoledora en «Así habló Zaratustra «y dice «en cualquier parte de tu cuerpo hay más inteligencia que en ninguna de las las ideas que tú puedas tener». Y es verdad, lo que pasa es que hemos perdido esa noción. Nuestros cuerpos funcionan con un rigor y una elasticidad enormes para poder soportar los cambios del entorno y que sigan siendo cuerpos vivos, cosa que una máquina jamás podrá.
CONTINUARÁ…