Hoy entrevistamos a Teresa López-Pellisa, ayudante Doctor en el Departamento de Filología Española, Moderna y Clásica de la Universidad de las Islas Baleares. Doctora en Humanidades (Área de Literatura) por la Universidad Carlos III de Madrid, Licenciada en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Licenciada en Humanidades por la Universidad Carlos III de Madrid.
Sus líneas de investigación se centran en la literatura de ciencia ficción y sus relaciones con la realidad virtual, literatura y cibercultura, teatro y nuevas tecnologías y estudios de género. Entre sus publicaciones cabe destacar Historia de la ciencia ficción en la cultura española (Iberoamericana, 2018), Patologías de la realidad virtual. Ciencia Ficción y Cibercultura (Fondo de Cultura Económica, 2015), y la co-edición de Visiones de lo fantástico en la cultura española (1970-2012) (E.D.A. Libros, 2014) y Ensayos sobre ciencia ficción y literatura fantástica (Universidad Carlos III, 2009), además de las antologías Las otras. Antología de mujeres artificiales (DíazGrey, 206; Eolas, 2018), Poshumanas. Antología de escritoras españolas de ciencia ficción y Distópicas. Antología de escritoras españolas de ciencia ficción (La Ballena, 2018).
También es la coordinadora del Club de Lectura de la UIB.
1. Uno de los temas que has trabajado es la visibilización de autoras españolas que cultivan el género de la ciencia ficción. El feminismo se ha convertido en el movimiento político-social más potente de la última década, en ese sentido, ¿Qué debemos entender por ciberfeminismo?
Desde las primeras artistas y teóricas se reivindicaba explorar la identidad y la sexualidad en el ciberespacio para crear subjetividades críticas y empoderadas que pudieran crear otro sistema sexo-género social para cuerpos, razas, clases sociales y experiencias de vida fuera de los parámetros heteropatriarcales del espacio real. Se percibía el espacio virtual como un lugar desde el que producir tecnoutopías, y en la actualidad se piensa en la cibercultura desde una perspectiva crítica que permita alianzas feministas, políticas y sociales. Las fuentes de inspiración del movimiento fueron el «Manifiesto para cíborgs» de Donna Haraway y Unos+Ceros. Mujeres digitales + tecnocultura de Sadie Plant. Entre otras cosas, el ciberfeminismo reivindica un espacio para las mujeres en la producción y consumo de la cultura digital y el entramado tecnológico.
Acabo de colaborar como editora junto a Remedios Zafra en la elaboración de un libro fantástico y muy necesario, Ciberfeminismo. De VNS Matrix a Laboria Cuboniks, que recorre las teorías feministas desde sus orígenes en los 90 hasta la actualidad. Lo publica la editorial Holobionte y estará disponible en las librerías a finales de septiembre. Ha sido un privilegio poder trabajar junto a Remedios Zafra, ya ha sido la pionera en teorías feministas en el contexto español y he aprendido mucho durante el proceso (https://edicionesholobionte.com/1758-2/).
2. Otro tema interesante en las novelas de ciencia ficción es la relación con el otro, especialmente el otro artificial y las tensiones éticas que subyacen en dicha relación. ¿Qué enfoque se da a esto en la ciencia ficción? ¿En qué lugar queda la mujer en esa relación?
Este es un tema que me fascina: nuestra relación con las mujeres artificiales y las IA femeninas. Fruto de ese interés desarrollé el capítulo titulado «El síndrome de Pandora» en Patologías de la realidad virtual. Cibercultura y ciencia ficción, y publiqué, Las otras. Antología de mujeres artificiales (https://www.eolasediciones.es/catalogo/coleccion-las-puertas-de-lo-posible/las-otras-antologia-de-mujeres-artificiales/), una antología de cuentos de autores españoles y latinoamericanos con relatos centrados en mujeres artificiales, ginoides, virtuales, biogenéticas, robóticas, muñecas, etc. El imaginario de Pigmalión y Galatea está muy presente en estas creaciones artificiales en las que se repite siempre el mismo esquema narrativo: un científico crea o adquiere una criatura femenina antropomórfica habitualmente con cuerpo artificial tal y como vemos en la película Ex Machina, aunque también puede ser una IA sin cuerpo tal y como sucede en la película Her. Estos científicos varones blancos y heterosexuales mantienen una relación íntima con su criatura (hija y amante al mismo tiempo), cuyo final suele ser catastrófico para ambos (de ahí el diagnóstico de “El síndrome de Pandora”).
En la actualidad se están publicando textos de ciencia ficción que contravienen este modelo y presentan otro modo de relacionarnos con los seres artificiales. Para conocer mejor los detalles sobre esta antología podéis acudir a la entrevista que me hizo Josan Hatero sobre Las otras: https://www.letrasdechile.cl/home/index.php/entrevistas/1701-femenino-plural.html
3. La ficción nos sirve de ejercicio hipotético para analizar nuestro propio presente, en ese sentido ¿Cuáles son los temas en boga en este momento?
La ciencia ficción contemporánea sobre todo está tratando los problemas del cambio climático, a partir de textos apocalípticos o posapocalípticos en los que un desastre medioambiental provoca una catástrofe, pero también está produciendo distopías político-capitalistas que reflejan las tensiones de la política internacional y las consecuencias de la crisis económica de 2008. Y por supuesto, uno de los temas centrales, sigue siendo la tecnología de la realidad virtual y la inteligencia artificial tal y como se puede ver en series de televisión de gran éxito como Black Mirror.
4. En Patologías de la realidad virtual. Cibercultura y ciencia ficción afirmas que las dinámicas del ciberespacio han transformado nuestra realidad en experiencias fragmentarias, vivencias discontinuas. ¿Qué consecuencias tiene eso en nuestras interrelaciones personales?
Todo depende del tipo de relaciones que entablamos a través de la red, del tiempo que dedicamos al uso de las redes sociales, etc. Nuestra interacción con el ciberespacio gracias a los dispositivos móviles se produce tanto dentro de nuestros hogares, como cuando vamos por la calle, y de nosotros depende el tiempo de interacción y el tipo de acciones que llevamos a cabo a través de las posibilidades que nos ofrecen las herramientas digitales. Puedes usar la red para leer el periódico, colaborar con proyectos sociales de otros países o para comprar armamento ilegal. La responsabilidad de las interacciones personales que llevamos a cabo en el ciberespacio no depende de la tecnología, sino de nosotros mismos.
5. Existen nuevos formatos literarios transmedia que están aportando nuevas perspectivas, incluso se ha acuñado el concepto twitterature para referirse al híbrido entre Twitter y literatura. ¿Qué opinión te merecen estos movimientos?
Me parecen propuestas de creación cultural muy necesarias e interesantes. Los medios digitales y la estructura hipertextual ofrecen muchas posibilidades para la creación artística, ya sea teatral, pictórica o literaria. La holopoesía, el teatro virtual, el ciberdrama, el teatro digital, el teatro cíborg, la novela multimedia, la webnovela, la novela hipermedia, etc., son textos maleables e interactivos que nos permiten crear a partir de múltiples posiblidades, con las nuevas herramientas que proporcionan las nuevas tecnologías informáticas. Y las narrativas transmedia también enriquecen los textos, al permitir que una misma historia se pueda contar de maneras diferentes en los distintos medios de los que disponemos.
6. ¿Qué títulos recomendarías a alguien que quiere iniciarse en el género de la ciencia ficción relacionado con la tecnología? Frankenstein o el Moderno Prometeo de Mary Shelley, Erewhon de Samuel Butler, La invención de Morel de Adolfo Bioy Casares, La máquina del tiempo de H. G. Wells o La isla de Dr. Moreau de H. G. Wells, Neuromante de William Gibson, 2001, odisea en el espacio de Arhur C. Clarke, etc., creo que es muy importante leer a los clásicos, pero la lista de recomendaciones sería interminable….
7. ¿Existe animadversión hacia la tecnología en el mundo de la ciencia ficción? ¿Solo es posible escribir sobre tecnología en clave distópica?
En la ciencia ficción existen numerosos ejemplos utópicos, pero no siempre asociados a las nuevas tecnologías. Las utopías clásicas sí que veían en la tecnología y el progreso posibilidades liberadoras y de mejora para la sociedad, tal y como reflejan Utopía de T. Moro o Ciudad del sol de Campanella. Pero lo cierto es que tras la I y la II Guerra Mundial se genera cierta desconfianza ante la creencia positivista de que la ciencia y la tecnología son algo bueno para el ser humano, ya que las consecuencias del proyecto Manhattan supusieron un antes y un después. En el contexto de las entre guerras se publican las distopías políticas clásicas que todos conocemos, Un mundo feliz de Huxley, 1984 de Orwell o Fahrenheit de Bradbury, y como la política internacional y la crisis económica, las guerras, el conflicto frente a la inacción de los refugiados, etc. continúa ofreciendo un panorama desesperanzador en pleno siglo XXI, es normal que los creadores produzcan distopías en tiempos distópicos. En la actualidad existe el proyecto Pragma sobre utopías tecnológicas, liderado por la Fundación Asimov, desde donde acaban de lanzar un premio literario, y desde donde se quiere trabajar en las posiblidades utópicas de la ciencia y la tecnología, recuperando de algún modo, el proyecto de la Ilustración: https://fundacionasimov.org/despega-el-movimiento-pragma/
8. Los avances en biotecnología, sirva de ejemplo Mon Ribas, nos permiten otear el humano del futuro. En otras entrevistas sostienes que los seres humanos somos construcciones culturales y por tanto artificiales. ¿Crees que existe un límite en la categoría de lo humano?
Creo que lo humano es artificial, ya que todo lo humano ha sido producido por el propio ser humano. Vivimos en un matrix que hemos creado modificando nuestro entorno, creando las sociedades, la cultura, la ciencia y la tecnología, etc. Tal y como sostiene Antonio Rodríguez de las Heras el ser humano ha surgido del entorno natural, pero ha comenzado a modificarlo porque es homo faber (ha creado el mundo en el que vive y hace de gozne entre el mundo natural y el mundo humano que es una fabricación propia: cultura, lenguaje, sociedad, etc.), es homo proteticus (porque incorporamos en nuestro cuerpo artefactos que potencian nuestras capacidades como la fecundación artificial, trasplantes de órganos, prótesis auditivas, gafas y vacunas) y somos homo extraversus, porque el ser humano extravierte funciones naturales de su autonomía para ampliarlas, como sucede con el hacha, que amplifica la fuerza de nuestro brazo, o el ordenador, que amplifica la capacidad de nuestra memoria.
De modo que los seres humanos nos convertimos en ciborgs el primer día que utilizamos una herramienta como extensión de nuestro organismo para alcanzar un objetivo que nos permitiera vivir mejor, o potenciar alguna de nuestras facultades (como nuestro sistema inmunológico a través de los medicamentos). El fuego, la máquina de vapor o la rueda son tecnologías/herramientas que hemos utilizado en cada momento del desarrollo de la humanidad, por lo que las prótesis tecnológicas que nos facilitan la vida, y con las que convivimos, han estado ahí siempre, solo que ahora son de chips y silicio.
9. En contraposición a la pregunta anterior ¿crees que las máquinas pueden humanizarse hasta tal punto en el que nuestra responsabilidad ética respecto a ellas se modifique? ¡Eso espero! En esta línea me parecen fundamentales los trabajos de la científica y escritora de ciencia ficción Carme Torras (http://www-iri.upc.es/people/torras/) que trabaja con robótica y ha reflexionado sobre la roboética.
10. ¿Cómo definirías el concepto de poshumanismo? ¿y transhumanismo?
El transhumanismo ha sido definido por Nick Bostrom —presidente de la Asociación Mundial de Transhumanismo y director del Future of Humanity Institute de la Universidad de Oxford— como un movimiento inteletcual y cultural que cree en la posiblidad de mejorar la condición humana a través de las nuevas tecnologías. Y este movimiento cultural, intelectual y científico considera que el homo sapiens es el primer eslabón de una nueva carrera evolutiva que se ha iniciado con las nuevas tecnologías, y que pasará por una fase transhumana para llegar a su culminación con el advenimiento de una nueva especie: los poshumanos. Nick Bostrom sostiene que los poshumanos no son más que seres humanos mejorados gracias a la bioingeniería, y que la filosofía transhumanista tan solo pretende mejorar nuestras capacidades cognitivas, eliminar el sufrimiento, las enfermedades y la vejez.
Pero yo creo en otro tipo de poshumanismo, que sería el poshumanismo crítico promulgado por Rosi Braidotti, en el que nos ofrecen la posibilidad de superar los problemas que arrastramos desde el Humanismo Renacentista representado por el hombre blanco occidental y heterosexual, para pensar en una humanidad que ha superado las desigualdades del humanismo clásico y sabe convivir con el diferente, con otros seres vivos, y con los seres y objetos tecnológicos.
11. En muchas novelas donde la tecnología ejerce de hilo conductor se muestra una tensión constante entre libertad y seguridad. ¿Crees que el equilibro es imposible?
Todo depende de quién controla la tecnología. Las herramientas tecnológicas tienen un gran potencial, pero el equilibrio es imposible siempre que la ciberseguridad tenga intereses políticos y económicos, y sea un negocio. Cuando la tecnología se mercantiliza y se convierte en el eje del neoliberalismo la libertad desaparece.
12. En Patologías de la realidad virtual. Cibercultura y ciencia ficción, destacas que la primera patología es precisamente la “esquizofrenia nominal” a la hora de usar los conceptos: virtual, ciberespacio y realidad virtual. Comentas que son términos fronterizos, pero no pueden usarse indistintamente ¿Qué diferencias significativas consideras que encontramos entre ellos?
Con la esquizofrenia nominal quería hacer alusión a lo confusos que resultan a veces los términos ciber y tecno, ya que parece que todo es virtual y digital en la era de la cibercultura. Más arriba he comentado las diferencias entre el espacio real, el espacio virtual y el espacio digital. Cuando nos referimos al ciberespacio y la realidad virtual, estamos hablando de entornos digitales, por lo que nos encontaríamos en el espacio digital, pero mientras el ciberespacio necesita de la conexión en red, la realidad virtual no tiene por qué estar en línea. Esta sería una de las diferencias, aunque son varias las caracteristicas que definen a cada una de estas tecnologías.
13. En la misma obra, señalas que existe un “misticismo agudo” en algunos títulos de ciencia ficción, algo así como un anhelo constante de convertirnos en “tecnodioses” ¿por qué crees que eso es así?
Una de las propuestas que me gustaría poner sobre la mesa, es la diagnosticar con el síndrome del cuerpo fantasma, a los textos que reflexionan sobre la incidencia en el ser humano de los avances en biogenética, inteligencia artificial e interacción humano-máquina. Me interesa reflexionar sobre el creciente proceso de ciborguismo que estamos experimentando y las probables reacciones que tendrá el cuerpo humano ante la pérdida de cada una de sus partes, ya sea hasta su desaparición integral y su sustitución por prótesis y cuerpos de silicio, o hasta su desintegración total en el ciberespacio y la realidad virtual en pro de una nueva antropología posorgánica. Y en este caso, cabrá preguntarse: ¿qué le pasará a nuestra mente? ¿Seguirá sintiendo el cuerpo al que pertenecía cuando este haya desaparecido? Y al síndrome del cuerpo fantasma, me gustaría sumar el Síndrome del Misticismo Agudo, ya que considero que se trata de una patología muy común, que suele compartir elementos con el síndrome del cuerpo fantasma, ya que la cibermetempsicosis y la inmortalidad ofertadas por el espacio digital implican, en la mayoría de los casos, la desaparición del cuerpo biológico del usuario. Tal y como refleja la performance Requiem de Marcel.lí, la tecnología puede mantenernos vivos después de muertos, pero no ya a través de la respiración artificial, sino a través de la ciberinmortalidad. Los transhumanistas creen en la vida postbiológica, ya que si la metáfora del hombre-máquina que caracterizó al siglo XVIII ha mutado en la metáfora del hombre-información, esa información se puede transmitir y cambiar de soporte. De hecho, podrían hacer suyo el eslogan de la novela El cuerpo de Kureshi, cuando dicen «La muerte ha muerto», y esta versión de espíritus y fantasmas dejarían de aterrarnos, porque estas almas binarias se convertirían en seres con los que interactuaríamos de manera natural.
Hans Moravec, ingeniero en inteligencia artificial y autor de El hombre mecánico. El futuro de la robótica y la inteligencia humana, nos dice que: “No es difícil de imaginar al pensamiento humano liberado de la esclavitud del cuerpo mortal: la creencia en otra vida después de la muerte está ampliamente extendida. Pero no es necesario adoptar ninguna postura ni mística ni religiosa para asumir esta posibilidad. (…) Imaginemos que la mente humana se pudiera liberar del cerebro de una forma parecida (aunque mucho más fascinante, técnicamente hablando)”, y el físico Frank Tipler, en La física de la inmortalidad, propone una metafísica derivada de los ordenadores, y demuestra la posibilidad de la resurrección de todos los seres del planeta tierra en un entorno de realidad virtual que albergará un superordenador en el futuro. Considera el alma humana como un programa ejecutado por un ordenador llamado cerebro y cree que la tecnología informática posibilitará la resurrección universal a través de la emulación de nuestra mente. Y creo que en la literatura y el cine, estas posibilidades metafísicas de la tecnología informática como generadora de espíritus, posesiones y exorcismos, se concretan en tres tipos de revisitaciones tecnosobrenaturales: la tecnoposesión, la ciberresurección y la tecnoreencarnación. Todas estas cuestiones las comento en el libro Patologías de la realidad virtual. Cibercultura y ciencia ficción a partir de diferentes ejemplos de la literatura y el cine de ciencia ficción.
14. Hoy en día asociamos casi inconscientemente tecnología con electrónica e internet, aunque no siempre ha sido así ¿Cómo definirías el concepto de tecnología?
Una tecnología es cualquier herramienta que me permite modificar mi entorno. El fuego es una tecnología que revolucionó la historia de la humanidad, igual que otras tecnologías como la máquina de vapor o la imprenta. Cada época ha estado marcada por la aparición de una tecnología que ha transformado nuestra manera de vivir, y la tecnología informática y la biotecnología es la tecnología de nuestra era.
15. Históricamente se ha asimilado lo virtual como antónimo de lo real. Dada la inmanencia de redes virtuales en nuestras vidas cotidianas hoy en día, ¿debemos empezar a considerar lo virtual como un espacio más de lo real?
Lo virtual siempre ha formado parte de lo real porque en los entornos virtuales tenemos experiencias reales: compramos, nos relacionamos y trabajamos en los entornos mediados por las nuevas tecnologías informáticas. Siempre hemos vivido en la intersección entre el espacio real y el espacio virtual. Tal y como explica Antonio Rodríguez de las Heras, el espacio virtual es aquél generado por la actividad mental del ser humano; nos introducimos en el espacio virtual cuando soñamos, imaginamos, cuando leemos un libro (navegamos entre los espacios evocados por el poder semántico de las palabras), cuando recordamos algo a través de nuestra memoria recorremos virtualmente el tiempo y el espacio, etc. En cambio, el espacio digital es aquél generado por la actividad tecnológica del ser humano, y en ese caso, hablaríamos únicamente de aquellos entornos virtuales creados por las nuevas tecnologías informáticas. Nosotros habitamos en la intersección entre el espacio real y el virtual/digital, y todas las experiencias y relaciones que llevamos a cabo en esa intersección son reales, ya que las vemos, sentimos, pagamos, sufrimos o nos emocionan.
16. Ya para finalizar, ¿alguna película/serie y/o libro(s) que te hayan inspirado en tu trabajo o que te gustaría destacar? Mi tesis surgió de la lectura de La invención de Morel (1940) de Adolfo Bioy Casares que recomendé anteriormente, pero son numerosas las novelas y cuentos que me han fascinado, así como las películas y las series de televisión. Si tengo que destacar alguna película sería Blade Runner (Ridley Scott, X) y eXistenZ (Cronenberg, 1999), y entre las series de televisión recomiendo Black Mirror (2011-) y Years and Years (2019).